1
¡Oh amor de Dios!, tu inmensidad, el hombre no podrá contar,
ni comprender la gran verdad: que Dios al hombre pudo amar.
Cuando el pecar entró al hogar de Adán y Eva en Edén,
Dios los sacó, mas prometió un Salvador también.
Coro:
¡Oh amor de Dios!, brotando estás,
inmensurable, eternal,
por las edades durarás
inagotable raudal.
2
Si fuera tinta todo el mar, y todo el cielo un gran papel,
y todo hombre un escritor, y cada hoja un pincel,
para expresar su gran amor, no bastarían jamás.
Él me salvó, y me lavó y me da el cielo además.
3
Yo sé que el mundo pasará, con cada trama y plan carnal,
y todo reino caerá, con cada trono mundanal.
Pero el amor del Redentor por siempre durará;
la gran canción de salvación su pueblo entonará.
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