1
Al Dios invisible, al Rey inmortal,
que habita en la altura y en la santidad;
Anciano de días, Señor sin igual,
rendimos honores con sinceridad.
2
Sin prisa, ni pausa, constante y leal,
gobiernas el mundo con solicitud;
tú muestras a todos justicia imparcial;
abundas en gracia, amor y virtud.
3
De cada ser vivo tú eres autor;
sustentas la vida de todo mortal.
Nosotros morimos, cual por al calor;
mas tú permaneces por siempre inmortal.
4
Señor, te rodea infinito fulgor;
los ángeles cubren su rostro ante ti.
Nosotros con gran reverencia y fervor,
te damos sincera alabanza aquí.
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